Tocar, mirar, sentir
Exposición realizada con la colaboración excepcional del Museo del Louvre
Exposición realizada con la colaboración excepcional del Museo del Louvre
Arte no es representar lo bello, sino bellamente las cosas
Pilar Avivar
Tocar, mirar, sentir es una exposición itinerante que gracias al apoyo del Museo de Louvre, cuenta con 16 replicas de esculturas grecorromanas como son la Venus de Milo, Laoconte, entre otras; y 16 replicas de arte pre colombino entre ellas la Venus de Valdivia.
Considero que esta exposición es innovadora, porque nos presenta una nueva propuesta donde ya no es suficiente mirar, sino sentir. Deja de lado a los tradicionales museos donde no se permite tocar o tener un contacto más directo e interactivo con los objetos. Nos muestra que es un error pensar que la belleza únicamente se puede apreciar con la vista.
Brinda la posibilidad a nuestros sentidos, en especial el tacto de palpar texturas y formas, que se van dibujando en nuestra mente. Es una nueva experiencia sensorial, que nos permite de una manera diferente relacionarnos con el patrimonio tanto mundial como el nuestro.
Abre la posibilidad de desarrollar nuestra imaginación, unir formas y texturas y crear una imagen mental de lo que estamos tocando
La finalidad de esta obra es muy noble, al permitir que las personas no videntes o con alguna discapacidad cognitiva, física o sensorial tengan la posibilidad de apreciar el arte desde una perspectiva diferente. Concientiza al público sobre cómo se siente una persona no vidente, como acaricia a su entorno con sus otros sentidos.
Confieso que me costó identificar a las figuras, ya que utilizando el tacto encontré detalles que francamente no había visto, y se me hizo difícil formar una imagen mental a partir de la nueva información. Las esculturas adquirieron una dimensión más extensa, las texturas, pliegues, incisiones me permitieron descubrir un espacio mas allá de las imágenes donde miraba a través de mis manos, que descubrieron datos que habían pasado desapercibidos.
La figura que llamo mi atención en esta exposición es el Vaso antropomórfico, Capulí, que data de 800 d.C – 1500 d.C., por ser un recipiente en forma de ser humano. Podemos observar un abultamiento en la zona del rostro, que indica que mastica la hoja de coca. Esta figura representa al chuzalongo, un personaje mítico de la fertilidad.
Sus ojos son incisiones en forma de granos de café, sus formas son redondeadas; posee pies pequeños y brazos delgados y delicados. Observamos la representación exagerada del órgano sexual masculino. Esta representación nos muestra la cosmovisión de nuestros ancestros.
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majo creo que te hace falta informacion en este tema, pero por lo demas, todo perfecto
ResponderEliminargracias vale por tu comentario, pero crei de mayor importancia hacer una pequeña reseña de la expossion y realizar una critica mas extensa.
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