"Lo más bello que podemos experimentar es el misterio. Es la fuente de todo arte verdadero y de toda ciencia. "
Albert Einstein
Albert Einstein
San Agustín es una joya tanto arquitectónica como histórica. En el Convento de San Agustín encontramos una serie de corredores formados por columnas toscanas de capitel dórico, así como de arcos de medio punto.
En las paredes de los corredores podemos observar una colección de 39 lienzos, 25 de autoría de Miguel de Santiago y los restantes de autor/es anónimos pertenecientes a la Escuela Quiteña.
Si dirigimos nuestra mirada al techo del convento observamos un cielo de estilo mudéjar, que posee frutos pendiendo de él. Aquí el sincretismo es claramente visible, si podemos atención a los frutos, es evidente que estas”piñas” tienen la apariencia de maíz.
Sala Capitular
Esta sala cuenta con sillería (barroco español) trabajada en madera de cedro negro, con detalles de hojas de acanto, frutos y flores.
Esta habitación cuenta con un retablo principal, realizado en madera de cedro recubierto con pan de oro. Es una representación del Barroco quiteño. Tres esculturas de Pampite complementan el retablo.
El artesonado es de estilo mudéjar con decoraciones florales.
El valor histórico de esta habitación radica en ser el lugar donde los próceres se reunieron para la firma del acta de independencia.
Museo Miguel de Santiago
Primera Sala
La primera sala cuenta con lienzos de la Escuela Quiteña; 4 pinturas de Bernardo Rodríguez; esculturas anónimas talladas en madera, donde se emplearon la técnica del estucado y del policromado. Los ojos de las esculturas son de vidrio
Predominan los colores rojos, blancos, dorados, azules.
Segunda Sala
En esta sala encontramos arte de los Siglos XVII, XVIII, XIX.
En el arte del Siglo XVII predomina el pan de oro en la vestimenta de las esculturas, los ojos pintados y el encarne. Mientras que en las esculturas del Siglo XVIII imperan los ojos de vidrio, un encarne con más brillo y un mejor estudio anatómico de las proporciones corporales. En el Siglo XIX se destacan los ojos pintados como los de vidrio. El yeso se convierte en el material de base de las esculturas.
Tercera Sala
La visita a este sitio histórico es una experiencia educativa, no solo por su pasado sino por la experiencia que nos permite acercarnos y conocer nuestro arte.
El Cristo Yacente es la obra que mas llamó mi atención por su realismo respecto a su tamaño y naturalismo. La expresividad de su rostro es impresionante. Sus llagas me estremecieron por su dramatismo, por las tonalidades que el artista utilizó para realzar el dolor de Cristo
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